lunes, 23 de noviembre de 2015

riesgos laborales

RIESGOS LABORALES 




La evaluación de riesgos es el proceso mediante el cual la empresa tiene conocimiento de su situación con respecto a la seguridad y la salud de sus trabajadores . Es una de las actividades preventivas que legalmente deben llevar a cabo todas y cada una de las empresas, independientemente de su actividad productiva o su tamaño. Pero no es tan sólo una obligación legal de la que derivan responsabilidades relativas a la seguridad y la salud de los trabajadores, sino que forma parte del ciclo de mejora continua que cualquier empresa tiene que aplicar en su gestión. Este es el objetivo de la evaluación de riesgos: disponer de un diagnóstico de la prevención de los riesgos laborales en una empresa determinada para que los responsables de esta empresa puedan adoptar las medidas de prevención necesarias. En la práctica, el concepto evaluación de riesgos incluye fases diferenciadas y consecutivas: la identificación de los factores de riesgo y las deficiencias originadas por las condiciones de trabajo , la eliminación de los que sean evitables, la valoración de los no evitables y, finalmente, la propuesta de medidas para controlar, reducir y eliminar, siempre que sea posible, tanto los factores de riesgo como los riesgos asociados. La evaluación de riesgos también debe incluir la identificación de los incumplimientos de la normativa general y específica que sea aplicable a la empresa en función de sus características de tamaño, actividad productiva, ubicación, etc., lo que, a pesar de no generar un riesgo en el sentido estricto del término, sí que es un aspecto que se debe tratar, como mínimo, como "deficiencia". Para hacer una identificación correcta, las personas encargadas del proceso de evaluación deben ser competentes , y deben tener los conocimientos necesarios que les permitan reconocer los indicadores y las señales que nos alerten de la existencia de factores de riesgo y de situaciones deficientes e incorrectas. Los profesionales encargados de esta identificación tienen que buscar y saber qué buscan, y deben utilizar todos los indicadores que, además de sus conocimientos, les ayuden a hacer un buen diagnóstico del estado de la prevención de los riesgos laborales en la empresa. Sin unos buenos conocimientos de seguridad y salud laboral, los resultados de esta identificación serán, por fuerza, parciales y, por lo tanto, deficientes. Sin embargo, es necesario recordar también que los conocimientos técnicos se deben completar con la información que puedan aportar los trabajadores, tanto directamente como mediante sus representantes. La Ley 31/1995, de 8 de noviembre, de Prevención de Riesgos Laborales (LEPRA), y el Real Decreto 39/1997, de 17 de enero, por el que se aprueba el Reglamento de los Servicios de Prevención (RASPÉ)5 , regulan los derechos de consulta y participación de los trabajadores en el proceso de evaluación de riesgos, que van desde la elección de la metodología de evaluación hasta la realización de la visita, conjuntamente con los técnicos que la llevan a cabo. Los documentos que forman este manual intentan orientar y ayudar a que la identificación de los factores de riesgo sea lo más exhaustiva posible. La prevención de riesgos laborales debe ser una actividad multidisciplinaria, y no se puede reducir a los riesgos clásicos (los riesgos de seguridad); es evidente que unas correas de transmisión accesibles, unos agujeros en el suelo o una escalera sin barandillas tienen que ser objeto de prevención, pero esto no es suficiente. Los riesgos derivados de las condiciones ambientales (riesgos higiénicos), de las condiciones organizativas (riesgos psicoanalices) o de la falta de adaptación de las condiciones de trabajo a la persona (riesgos ergonómicos) son tan importantes o más que los de seguridad y, por lo tanto, se deben tratar con la misma profundidad que estos últimos. A partir de esta fase de identificación, el proceso de evaluación plantea.









Eliminación de los riesgo   evitables Puede existir una serie de riesgos evitables, es decir, que se pueden eliminar, que se pueden solucionar definitivamente con la adopción de unas medidas preventivas determinadas. En cuanto a la consideración de lo que es evitable o no, hay que ser restrictivo y considerar que un riesgo es evitable cuando, una vez se ha aplicado la medida preventiva correspondiente, el riesgo en cuestión ha desaparecido. Así pues, si se ha detectado el peligro de un agujero en el suelo de un pasillo de circulación, y esto puede conllevar, entre otros, el riesgo de caídas a nivel, sólo calificaríamos de riesgo evitable la desaparición del agujero. Otra medida, como la colocación de barandillas y/o señalización, no evitaría el riesgo, sino que lo controlaría o minimizaría. Si es posible, la actuación por parte de la empresa debería ser eliminar la causa del riesgo en cuestión, sencillamente por un principio de coherencia, pero también por obligación legal (artículo 15 de la LPRL).    


Valoración de los riesgos no evitables La eliminación de los riesgos, tan deseable, no siempre es posible, y es entonces cuando tenemos que recorrer a la segunda alternativa: la de la valoración de los riesgos que no se han podido evitar. La finalidad de la valoración es determinar cuál es la magnitud y la gravedad del riesgo para adoptar las medidas preventivas más adecuadas en función de su gravedad. Para valorar la magnitud de estos riesgos, se pueden utilizar varias metodologías según la tipología del riesgo. Actualmente se dispone de metodologías adecuadas para todo tipo de riesgos, tanto si se trata de riesgos de seguridad como si se trata de riesgos higiénicos, ergonómicos o psicosociales. Asimismo, en determinados tipos de riesgos, las metodologías quedan establecidas por la normativa, que es la que indica cómo se tiene que evaluar la magnitud del riesgo en cuestión e, incluso, indica las medidas preventivas que se deben adoptar en función de esta magnitud (por ejemplo, los casos de exposición a contaminantes químicos o el ruido). La LPRL, en el artículo 4, nos da la definición de riesgo laboral y también de la calificación (valoración) de la gravedad de dicho riesgo, y nos dice que la gravedad está en función de la probabilidad de que se produzca el daño y de la severidad de las consecuencias. La mayoría de métodos de evaluación de los riesgos de seguridad siguen este sistema binominal, y están basados en los trabajos efectuados por William T. Fine. Es necesario aclarar que esta metodología de valoración de la gravedad de un riesgo y de otros aspectos similares sólo es aplicable a la valoración de los riesgos que no disponen de una metodología propia (habitualmente, los de seguridad). Cuando lo que hay que valorar son riesgos higiénicos, ergonómicos, psicosociales y otros de seguridad, como el incendio, existen, como ya se ha dicho antes, metodologías específicas mucho más adecuadas, como las que se aportan en los apartados del manual dedicados a los riesgos mencionados. Ya se ha comentado anteriormente que la evaluación de riesgos deben efectuarla profesionales con conocimientos y experiencia en prevención de riesgos, es decir, personal competente. Para la utilización de esta guía, se entiende por personal competente un técnico superior en prevención de riesgos laborales, cuyas funciones se definen en el artículo 37 del RSP. Para efectuar la evaluación de riesgos no hay una única metodología establecida legalmente, y cualquier metodología puede ser válida, siempre que cumpla los requisitos mínimos establecidos en los artículos 3, 4 y 5 del RSP. La utilización de este manual también debe seguir estos principios. El manual contiene los datos necesarios para ayudar al empresario a tomar decisiones a partir de los resultados de la evaluación. En cada apartado específico de este 12 Presentación del manual manual se aportan fichas, tablas y datos que pueden ayudar a los profesionales evaluadores en su tarea. Además de la calidad técnica que debe tener toda evaluación, es absolutamente necesario que queden perfectamente identificados la empresa, el centro de trabajo, los puestos de trabajo, los procesos, etc., que se han evaluado, y también las personas que han intervenido y colaborado en la evaluación (técnicos, representantes de la empresa y de los trabajadores, etc.). Para facilitar la utilización de este manual, según las características y las necesidades de cada empresa, se hace una des agregación de toda la información (datos) en varias unidades, pero teniendo presente que el objetivo es disponer, para cada puesto de trabajo, de toda la información relacionada con la evaluación de riesgos. Para ello se recogen y se agrupan tanto los riesgos varios (independientemente de si son de seguridad, higiene, economía o parapsicología) como las actividades o las medidas preventivas propuestas que, finalmente, tienen que estar sujetas a una planificación para que se ejecuten de forma efectiva. No obstante esta división en las diferentes disciplinas, hay una serie de condiciones o factores de trabajo que son comunes a todas ellas y que si no son correctas (por tanto, deficientes) pueden originar o agravar los factores de riesgo específicos de las disciplinas. Estos factores, de los que se presenta un listado no exhaustivo, tienen que ver con la gestión de la prevención, el método y la organización del trabajo. A pesar de que esta última se tiene que identificar y valorar específicamente desde la vertiente psicoanalice, también con carácter previo se deberán tener presentes en cualquiera de las otras disciplinas. Relación no exhaustiva de factores de riesgo comunes: Realización de tareas no habituales o no programadas. Presencia de trabajadores de más de una empresa en el centro de trabajo. Presencia de trabajadores temporales o contratados de ET. Posibles interferencias entre puestos de trabajo o trabajadores. Presión de tiempo, ritmo de trabajo elevado, trabajo a rendimiento o a destajo, trabajo monótono. Formación y experiencia insuficiente para las exigencias o las responsabilidades de la tarea. Trabajo nocturno o por turnos. Instrucciones, métodos o procedimientos de trabajo inexistentes, insuficientes, inadecuados o verbales. Procedimientos de trabajo en intervenciones peligrosas (espacios confinados, incendios) inexistentes, insuficientes, inadecuados o verbales. Dependencia jerárquica confusa. Mantenimiento preventivo inexistente, insuficiente, inadecuado o no documentado. Revisiones oficiales inexistentes, insuficientes, inadecuadas o no documentadas. Equipos de protección individual (PIE) no proporcionados, inadecuados, estropeados, insuficientes o no renovados. Participación o consulta de los trabajadores o los representantes de los trabajadores inexistente, insuficiente, inadecuada o no documentada. Cualquier carencia o deficiencia relacionada con estas condiciones deberá reflejarse como deficiencia directamente en la ficha .  


  Valoración de los riesgos no evitables Esta unidad puede llegar a estar compuesta por 4 documentos: uno para cada una de las disciplinas de seguridad, higiene, economía y parapsicología. En estos documentos se realiza la valoración de los riesgos no evitables propios de cada especialidad utilizando las metodologías más adecuadas al riesgo o las establecidas legalmente, en su caso. 2.4. Planificación de las actividades preventivas En esta última unidad se vuelven a unificar todas y cada una de las actividades o las medidas preventivas que se deben llevar a cabo tanto para eliminar las deficiencias y los riesgos evitables como para controlar los que no se han podido evitar. Una vez identificados todos los riesgos y las deficiencias (evitables o no), sean de seguridad, higiene, economía o parapsicología, y después de valorar la magnitud de la gravedad de los riesgos no evitables, se procede a aportar las medidas preventivas con las que se tiene que eliminar el riesgo o la deficiencia o se tiene que controlar los riesgos que no se han podido evitar. Siempre que hay una propuesta de adopción de medidas, se tiene que especificar el plazo (fechas previstas de inicio y fiscalización) en el que quedará realizada esta medida, y también quién es la persona y cuál es la unidad a las que se ha asignado esta responsabilidad y que deberán rendir cuentas sobre el estado de realización. Es evidente que, en la mayoría de ocasiones, la adopción de la medida conlleva un gasto; así pues, también es necesario cuantificar y prever este gasto y, por lo tanto, asignarle un presupuesto para que sea posible que la medida se lleve a cabo. A pesar de que no se incluye expresamente en este manual, se recomienda que, en esta última fase de adopción de medidas preventivas para riesgos no evitables, se haga una nueva valoración de cómo se espera que quede el grado de peligrosidad del riesgo una vez se hayan adoptado las medidas propuestas. Es preciso cumplimentar tantas fichas (ficha D4) como puestos de trabajo se hayan identificado en las diversas fichas  



  


. IDENTIFICACIÓN DE LOS FACTORES DE RIESGO Tradicionalmente, el primer contacto de las empresas con el mundo de la seguridad y la salud laboral se ha debido a problemas (deficiencias y factores de riesgo) relacionados con la seguridad. Por este motivo, los riesgos de seguridad son a menudo los más conocidos, no sólo por los profesionales competentes sino también por las empresas. Sin embargo, el cambio continuo que se produce en las condiciones de trabajo a raíz de la utilización de nuevos productos, equipos y tecnologías, junto con la actualización de la normativa vigente, hace que los riesgos clásicos de seguridad también vayan cambiando y se vayan modificando y, por lo tanto, es necesario disponer de elementos de referencia que ayuden en esta tarea de identificación y evaluación. Para ayudar a la identificación de los factores de riesgo, se puede utilizar la tabla S1, en la que se muestra una relación de posibles deficiencias y factores de riesgo estructurada en 4 unidades, que responden a las agrupaciones de los diversos agentes materiales presentes en los puestos de trabajo: Locales de trabajo (paredes, suelo, techos, vías de comunicación). Equipos de trabajo (máquinas, herramientas, aparatos). Energías e instalaciones (electricidad, gas, aire comprimido, etc.). Productos y sustancias (materias primas, productos químicos, etc.).. Para cada una de estas unidades se han desarrollado unos indicadores que quieren orientar a los técnicos evaluadores en la identificación de los factores de riesgo de seguridad más relevantes, pero que no pretenden, en absoluto, ser exhaustivos. 24 25 Identificación y evaluación de riesgos de seguridad Seguridad estructural Solidez inadecuada 

 Identificación de riesgos por exposición a agentes biológicos La identificación de los riesgos derivados de la exposición de los trabajadores a agentes biológicos no es sólo el paso previo para evaluar y gestionar el riesgo, sino que, debido a las características de muchas exposiciones a estos agentes (en particular, la incertidumbre acerca de la presencia de los agentes en cuestión en determinadas actividades), también es la actuación más importante para prevenirlos correctamente. Por este motivo, es preciso tratar por separado las actividades en las que se trabaja con agentes biológicos de forma deliberada (manipulación deliberada) y, por lo tanto, conocida, y las actividades en las que se puede producir la exposición de los trabajadores a estos agentes sin que haya intención deliberada de trabajar con los mismos (exposición accidental), tal y como hace la normativa aplicable, el Real Decreto 664/1997, sobre la protección de los trabajadores contra los riesgos relacionados con la exposición a agentes durante el trabajo, y sus modificaciones posteriores (Orden de 25 de marzo de 1998, por la cual se adapta el Real Decreto 664/1997, en función del progreso técnico, y su corrección de erratas, de 15 de abril de 1998). A fin de facilitar esta tarea, se presenta el cuestionario H1 para la identificación de actividades con riesgo de exposición a agentes biológicos, completada con listas de los agentes biológicos que pueden aparecer con mayor probabilidad en las distintas actividades (listas H1 a H8). Dado que las actividades en las que puede darse exposición accidental suelen tener el problema de la incertidumbre en lo concerniente a la presencia de estos agentes en el centro de trabajo, resulta particularmente importante hacer una identificación teórica correcta de los agentes biológicos más probables, considerando sus focos de exposición, los reservativos, la información científica y los posibles estudios paremiológicos de los que se pueda disponer. Es importante mencionar que las listas de agentes biológicos potencialmente presentes en una o varias actividades que se proporcionan en este documento son meramente indicativas, y no pueden considerarse listas cerradas. También es necesario indicar que existen numerosas fuentes de información para facilitar esta identificación (anexo II del Real Decreto 664/1997, notas técnicas de prevención -NTP- del INSHT, registros de salud pública, biografía, etc.). Finalmente, en determinados casos, también se pueden identificar algunos agentes biológicos utilizando métodos específicos de muestreo, como los que se indican en el anexo 3 de la Guía técnica. En la ficha H3 se recopila la información relativa a la identificación de los agentes biológicos potencialmente presentes en el lugar de trabajo, junto con su clasificación según el anexo II del Real Decreto 664/1997. 



 



 tabla de riesgos laborales 






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